La ceremonia de los Concheros

Con el sol a todo su espléndor cerca de las 12:00 pm, un cielo azul y familias disfrutando de la vendimia dominical, de repente por la salida del atrio de la Iglesia de san Pedro Apóstol camina un grupo numeroso de personas a un ritmo muy peculiar de los tambores y el sonido que emiten las conchas de mar al ser sopladas; atraviesan justo enfrente del portal del Templo de San Francisco Javier bajan por las escaleras y se incorporan a la Plaza de la Cruz.

Sus edades varian desde bebes, niños de 3 años con sus papás, jóvenes, parejas, hasta personas mayores de edad, familias enteras, que han creado un ambiente de hermandad, con sus atuendos vistosos, taparrabos, plumas; con las famosas conchas amarradas en los tobillos; algunos sencillos, otros discretos, algunos descalzos otros con sandalias, no importa de complexión de los cuerpos ni su belleza, pero todos llenos de enegía.

Los sonidos se mezclan y sus pasos delimitan su área de acción entre los espectadores, que pueden admirar ya la ofrenda creada al centro de la plaza con una combinación de sincretismo, con diversos elementos que van desde las semillas, las frutas, el incienso de copal, las flores, el amaranto, en cesto, canastas o macetas, creando figuras que denotan códices.

Se escucha los tepoznaxtle (tambor alto y estrecho) que sacan sus sonidos al golpe de sendos palos manejados por las manos hábiles de sus ejecutantes, la ceremonia es hipnotizante comienza con el agradecimiento hacia los cuatro puntos cardinales, norte, sur , este, oeste; o de los cuatro vientos.

Los cuatro elementos vitales se representan en el ritual de danza y canto a través del sahumador, símbolo del fuego; el caracol marino, correspondiente al viento; el agua contenida en un recipiente; y la tierra, el elemento sobre el cual actúan los danzantes.

El objetivo de la danza es entablar la armonía entre el hombre y el cosmos. “ Los concheros, que fue bailado por mis ancestros y que se ha repetido por siglos, me enorgullece que no han muerto estas bellas tradiciones.”

El sol parece estar de acuerdo y refleja su energía en sus pieles quemadas, se van turnando entre los grupos para no ser debilitados y poder refrescarse, una tienda improvisada de manta aloja a quienes cambian sus atuendos, los espectadores buscan un alivio al comprar cosas refrescantes, desde los raspados, aguas frescas, nieves o helados, acompañados de las frituras o dulces que se ofrencen al alrededor.

Y ahí esta este domingo siendo testigos de la magia que se vive en Tepotzotlán, dondé la mayoría de los visitantes no conocen los programas culturales, que no se imaginan que a la par en el Museo Nacional del Virreinato da comienzo también al Festival de Música Antigua, que durante todo el año cada fin semana hay una obra de Teatro o un cocierto, que este mes se lleva a cabo el “Encuentro de Orquestas” organizado por la Orquesta Sinfónica infantil y juvenil de Tepotzotlán, que se están realizando trabajos de cartonería y organización para la Ofrenda Monumental de Tepotzotlán del 31 al 3 de noviembre.

Este domingo ser espectador fue un privilegio, gracias a ti por ser parte de esta magia.