El siglo XVII al XIX siguen vigentes en el MNV

Feb 1, 2016

Música amorosa y de pastoral.

Los siglos vuelven a vivir

Por Juan Alberto Vega Barreto [Albar Says] para www.Tepotzotlánpueblomagico.org


Tepotzotlán, Estado de México a 31 de enero del 2016. Música amorosa y pastoral del S. XVII al XIX Ensable de flauta, voz y órgano.

“Una experiencia placentera, una forma de que los compositores mexicanos den a conocer su trabajo y sobre todo que las personas tengan un acercamiento con un trabajo que implica pasión entrega.”  Luz María Ramírez – pianista.

Último domingo de enero, el día despunta y el frio arropa Tepotzotlán. Aparece el sol, son los primeros rayos del alba, un viento que caracteriza el invierno en esta comunidad se encuentra en el momento más particular; helado, que penetra en lo más profundo del ser, que deja entender que el movimiento de traslación es algo que no puede ni debe detenerse. Sin importar el frio, los habitantes de la comunidad poco a poco comienzan a ocupar los espacios que les han sido asignados para ofrecer al visitante; artesanías, antojitos, postres o aquellos artículos de interés que semana tras semana llegan para disfrutar de un domingo en familia en estas tierras.  

Al media día contradictoriamente al clima con el que se despertó; ahora el sol en la posición cenital, la iluminación se observa gris, el viento intenta despejar las interminables nubes que una tras otra aparece en el pueblo mágico, dan la sensación de que las nubes tocan el suelo y elevan los pensamientos. El aire es frio, sin embargo, el calor es algo que puede sentirse después de estar un tiempo en los pocos puntos en que caen los rayos de sol. La vida ha regresado a esta comunidad y promete un fin de semana espectacular.   

Las 12:30 en el sonido ambiental: las campanadas del templo de San Pedro que llaman a los feligreses a misa de la 1 de tarde.  Terminan las campanadas, es el momento frente a la fachada del característico Tepotzotlán aparece una fila, poco a poco comienza crecer y como cada domingo; las personas esperan con ansiedad a que se abra la puerta principal y puedan pasar a formar parte del espectáculo que tiene preparado el Museo Nacional del Virreinato (MNV).

12:45. Comienzan a recorrer la fila los miembros del espacio y reparten el programa de esta ocasión.  “Música amorosa y de pastoral del s. XVII al XIX”  es el título que llevará el concierto; en la flauta de pico: Jacobo Poó. Luz María Tinajero será la pianista y Diana Aréyzaga, la soprano. El tercio, promete dar lo mejor se ellos, jugarse el alma para deleitar  los presentes.

Diez minutos después, en orden y tranquilidad, comienzan a pasar. Toman sus asientos, esperan a que den las respectivas llamadas en el proscenio y en punto de la una, con las campanas en el sonido ambiental, anuncian a los artistas y toman sus respectivos lugares. Con exactitud temporal, dan inicio, con una sonrisa en las facciones darán a conocer su pasión y entrega por cada partitura a interpretar.



Suena en la flauta; largo invierno de Vivaldi , incluyen en el repertorio alguna de las obras de Luz María, su faceta como compositora e interprete de aquello que su creatividad permite expresar, esa sensibilidad que cautiva con cada desliz de sus dedos en el teclado, que logra que el silencio sea parte del juego entre melodías que una a una se escapan por cada punto y momento.  De J.S.Bach a las anónimas que son de dominio para todos; de pastorella de Walter Begman a What Child is this (canción incluso ocupada por Shakespeare en alguna de sus obras). Por más de una hora, las melodías hicieron que el tiempo retrocediera y la fusión de un espacio barroco tomara su propio sentimiento.

Una oportunidad de que el equilibro entre retablos y melodía, permitió que cada instante del concierto logre que el equilibro de los sentidos sean; el éxtasis y la catarsis, un sentir que debió en algún remoto instante de la historia cautivar a los artistas, esto permitió conseguir que se rompiera con lo establecido y revolucionar el concepto artístico. Ahora con las finas melodías que flotan en el ambiente, el recuerdo de esos siglos son evocados y conjurados para así alcanzar el fino instante del recuerdo histórico.

Sin que el programa lo contemplase y para despedir la temporada navideña; Noche de paz, para dejar en la promesa, de volver a escucharla cuando concluya en año civil y regrese el invierno que aún no termina.  

Personalmente y con la sencillez que debe caracterizar al artista, se tomaron fotografías con infantes o personas que después de los aplausos, se pusieron en pie e incluso algunos con flores en las manos, entregaron a manera de gratitud por las interpretaciones logradas y los sentimientos elevados.

A manera de confidencia y declaración nos dicen;

- “Una experiencia placentera, una forma de que los compositores mexicanos den a conocer su trabajo y sobre todo que las personas tengan un acercamiento con un trabajo que implica pasión entrega.”  Luz María Ramírez – pianista.

-“Redescubrí el espacio, antes tocaba cada año en este espacio pero en esta ocasión; el museo volvió a vivir con cada nota,  estar rodeado de este arte; una experiencia máxima.”  Jacobo Poó, flautista.

 - “Una experiencia increíble, me dejó sin palabras” Diana Aréyzaga – soprano.  

Al salir, el cielo despejado, ni una nube, los rayos perfectos y cálidos.

Fue así como el último día del mes de enero despidió las actividades culturales y promete para el mes de febrero traer actividades románticas principalmente, que el ambiente logre cautivar a los enamorados y el sentimiento forme parte de cada gota de pasión que habita en las calles, en la flora, la fauna y los recuerdos de los tiempos vividos, conjurados y que forman parte de cada sentir. 
 

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