Tía Lala; La Tía del pueblo

Sep 10, 2019

Palabras Mayores I

Una vida al servicio

-La juventud no tiene edad.-Pablo Picasso

Por Alberto Vega [Albar Says] para www.tepotzotlanpueblomagico.org

Hilaria Ortiz Quijada, conocida como la Tía Lala;  comenzó su formación religiosa a los siete años de edad, entonces aprendió a rezar, cantar, cocinar y todos los cuidados que necesitan los ornamentos, vasos sagrados y piezas de culto en la actual Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, en Cañadas de Cisneros.  En la región todos la respetan y admiran, puesto que el trabajo que realiza en la parroquia lo hace sin una remuneración económica, además de encontrarse involucrada con las nuevas generaciones y la formación espiritual, también es una mujer respetable al siempre estar al pendiente de su familia (hijos, nietos, bisnietos y tataranietos).

El 10 de septiembre de 1930, nació la mayor de siete hermanos, quizá el ser la hermana mayor la dotó de una voz humilde, pero al mismo tiempo de mando y respeto, actitudes propias de un México en harás del progreso en las décadas del milagro mexicano. Ella vio llegar la electricidad al pueblo, también el agua potable, las aulas de los diferentes niveles de estudio, la modernidad que forma parte de la evolución constante de una comunidad al pie de la sierra de Tepotzotlán.  

Yo aprendí a rezar por gusto y por necesidad, comprendí que un rito es necesario para apoyar al alma a cruzar y conocer a Dios. Nada me costó y por eso no cobro por realizarlo, los dones que Dios te da, no deben de ser escondidos, no los debes de guardar, son para poner al servicio”, afirma la longeva mujer, que aun a sus 89 años, sigue en pie, se vale por sí misma y sigue involucrada con las actividades de la iglesia.

Envuelta en sus diferentes chales, sin importar que llueva, relampaguee o haga frio, ella siempre es invitada a realizar las exequias o ritos fúnebres en las casas de la comunidad. También realiza las novenas de los difuntos e implora ritos únicos en su tipo, como lo son las levantadas de la Cruz de cal, el rezo de las Cruces de palma, así como cantos propios de la región. Para ella, las formulas tradicionales en los rituales mortuorios son parte de acompañar a la comunidad, también de velar por su cuidado, es importante magnificar su labor, puesto que hablar por las generaciones que representa, también ha aprendido el don de la actualización, siempre se le observa asistiendo a curso, conferencias y actualizaciones a las que los sacerdotes la han mandado.    

Para sorpresa de muchos y a sus 89 años de edad, se levanta al alba, realiza sus oraciones matutinas y desayuna con sus hijos o nietos. Al concluir parte para la iglesia, centro de la comunidad y observa las necesidades del día. Siempre se encuentra dispuesta en trabajar en pro de la Virgen, es ella la que lava y plancha los manteles que son utilizados en la iglesia, así como los ornamentos, vasos sagrados y en ocasiones sin temer realizar la ceniza que es utilizada el miércoles con el que inicia la cuaresma. Previo a las celebraciones del dos de agosto pide que le bajen los candelabros y los limpia. A sus hijas, sobrinas y nietas, les ha enseñado del cuidado de las ofrendas religiosas, las involucra cuando es necesario, puesto que afirma que ella no será eterna y cuando Dios la llame a su presencia, alguien requiere ser responsable de las labores que realiza.

¿Quién no ha probado su mole encahuatado que prepara en las celebraciones del pueblo? ¿Quién no ha escuchado sus rezos, plegarias y cantos fúnebres o de fiesta?  Pendiente siempre de su comunidad, aprendió que la vida en sociedad se forja, no se da, se construye, no se deja a la deriva. Es una de las voces más influyentes para Cañadas, su voz se respeta y admira. Quizá su secreto mejor guardado, es el sazón que Dios le doto, sin caer en el egoísmo, comparte sus legado de recetas para que así reten al tiempo y perduren eternamente. Esplendida como ella misma, siempre ofrece un plato o un fruto criollo a los misioneros, seminaristas, viajeros o familiares que la visitan o se encuentran en necesidad. Por estas acciones, parece que Dios le multiplica el fruto de sus árboles y su huerto perdura de generación en generación.   

Pude observar los cambios de Cañadas; observar la fundición de las campanas, mirar cómo se poblaron los barrios, la llegada de nuevas generaciones, así como la partida de los seres queridos. Creo que la vida es el regalo más bello que nos da nuestro padre Dios. Creo que dedicar la vida a Él, no es tiempo perdido, todo lo contrario”, afirma la mujer que incluso sube a tocar las campanas que llaman a misa, si es necesario. También ofrenda sus ahorros para comprar tela para los vestidos de los Santos o Vírgenes de la comunidad.

 “Cuando adquirimos la Virgen de los Dolores y a San Juan, el aval con el banco fui yo. Estuve a punto de que me embargaran, todos mis hijos me regañaron, pero con sacrificios y trabajo incansable, logramos pagar y en la actualidad, el pueblo cuenta con sus imágenes propias”, relata efusivamente y llena de orgullo, la mujer que año con año es de las voces más importantes para la organización en cuanto a las actividades religiosas de la comunidad, ella opina y nunca se pierde las juntas como representante de las Socias de la Virgen de los Ángeles.

“Anteriormente en Cañadas era celebrada la Divina Providencia, el primer día del año. Esta fiesta era de las más importantes, incluso rebasaba en solemnidad y alegría a la que se realiza en honor a Nuestra Madre de los Ángeles. Con el paso de los años, los tiempos cambiaron y cobró más importancia la festividad de agosto”.  Rememora quien podría considerarse como la memoria viva de Cañadas, además de siempre estar involucrada en todas las celebraciones litúrgicas o religiosas de la comunidad.  

Hablar de Tía Lala, es homenajear su trabajo, su interés por la fe, el arte y preservar un legado que ha perdurado en su comunidad por décadas. Conversar con ella, es una ventana al pasado y entender la modernidad, la importancia de estudiar y siempre tener interés por conocer y vivir. Hablar de la familia Barreto en Cañadas de Cisneros, es hablar de Tía Lala, un pilar fundamental para la comunidad.

 

*Reportaje realizado gracias a Yesenia Barreto Vega  al ser enlace y por dar seguimiento al trabajo realizado.

Advertising